Los cinco elementos principales que se analizan convencionalmente en la composición química del acero son el carbono, el manganeso, el azufre, el fósforo y el silicio. El carbono es el elemento más importante del acero, ya que determina su resistencia y dureza. Se añade manganeso para aumentar la tenacidad y templabilidad del acero. El azufre y el fósforo se consideran impurezas y generalmente se mantienen al mínimo, ya que pueden provocar fragilidad y reducir la ductilidad del acero. Se añade silicio para mejorar la resistencia y la resistencia a la oxidación del acero.

Analizar la composición química del acero es crucial ya que determina su idoneidad para diversas aplicaciones. Por ejemplo, el acero con bajo contenido de carbono se usa en aplicaciones que requieren alta ductilidad y tenacidad, mientras que el acero con alto contenido de carbono se usa en aplicaciones que requieren alta resistencia y dureza. De manera similar, la adición de otros elementos como cromo, níquel y molibdeno puede mejorar aún más las propiedades del acero para aplicaciones específicas.

En general, comprender la composición química del acero es esencial para garantizar su calidad e idoneidad para diversas aplicaciones industriales.